sábado, 31 de diciembre de 2011

So long 2011


Sin duda alguna, la música es una calcomanía en nuestra alma y su vital alimento. A través de ella manipulamos las emociones, convirtiéndonos en bipolares ya que ella es capaz de arrancarnos lágrimas y sonrisas.

El poder de la música está en la intensidad y pasión que una voz pueda transmitir, sin embargo, existen melodías carentes de una y aún así logran acapararnos por completo. Cuando uno gusta de la música, cuando se disfruta, se valora, la vida se torna un tanto más simple.

En un año pasan infinidad de cosas, nacen, se fortalecen o desintegran bandas, pero la música no tiene fin, trasciende más allá del tiempo, indiferencias y sueños.